Shabat Ekev
26-27 de Julio 2013 – 20 Av 5773

Parashá Ekev

Por Baruj Ben Abraham


Moshé en su discurso final a los Hijos de Israel,les promete que si cumplen los preceptos de la Torá, van a tener prosperidad en la tierra que están a punto ya de conquistar y de establecerse, cumpliendo así la promesa de D.ios a sus patriarcas.
Moshé también les advierte recordándoles los errores de la primera generación como pueblo, a saber lo sucedido con la idolatría del Becerro de Oro, la rebelión de Koraj, el pecado de los espías, su incitación contra D.ios en Taveerá, Masá y Kivrot Hataavá; "Habéis sido rebeldes contra D.ios," dice Moshé al pueblo, "desde el día en que os conocí".
Sin embargo, también habla del perdón Divino y de las Segundas Tablas de la ley que D.ios escribió y les entregó después del perdón Divino..
Los 40 años en el desierto, les dice Moshé, durante los cuales D.ios los alimentó a diario con el Maná del cielo, fueron para enseñarles que "el hombre no solo vive de pan, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca de D.ios". Moshé describe la tierra donde van a establecerse como una tierra en la que "fluye leche y miel", una tierra bendecida por las siete especies (trigo, cebada, uva, higo, granada, oliva y dátil), como el lugar que es el principal canal de la Providencia Divina en el universo. Les manda destruir los ídolos de los habitantes anteriores de esta tierra, y a ser cuidadosos de no volverse soberbios llegando a pensar la persona que "mi poder y la fuerza de mi mano me dieron esta riqueza" y olvidar así El que es la fuente de toda riqueza.
Un pasaje clave de esta sección es el segundo capítulo del Shemá, que repite los preceptos fundamentales enumerados en el primer capitulo del Shemá y describe la Bendición Divina por observar los preceptos de D.ios y la penuria de alimentos además del exilio por incumplirlos. En esta parashá tenemos el precepto de rezar y una alusión a la resurrección de los muertos en la Era Mesiánica.

En muchas circunstancias, la Halajá requiere que recitemos bendiciones. Pero si la gran mayoría de bendiciones son ordenadas derabanán (por los rabinos), una de ellas está explícitamente impuesta deoraitá (por la Torah escrita): El Birkat Ha-Mazon.

Esta escrito en nuestra parashá: "Y el Eterno te conduce a una tierra de abundancia (...) un país que produce trigo y cebada, uvas, higos y granadas, aceite de oliva y miel (...) Podrás disfrutar de estos bienes, te saciarás y luego agradecerás al Eterno tu D.ios la buena tierra que te ha dado "(Devarim 8, 7-10).
Con estas palabras, la Torah nos ordena dar gracias a D.ios después de que estemos saciados de los productos de la tierra. Por tradición, sabemos que sólo el pan que es el producto de los dos primeros de estos alimentos arriba mencionados - trigo y cebada - es capaz de saciar. Es por esta razón que la obligación de dar gracias a D.ios sólo se produce tras el consumo de pan en cantidades capaces de saciar.
El fundamento de la bendición se refiere a nociones de una inmensa profundidad; solo está al alcance de los grandes sabios de penetrar los conceptos poderosos y los secretos inconmensurable del Birkat Ha-Mazon"(ver Sefer Ha-Jinúj Mitzva nº430). A nuestro nivel, sabemos que D.ios es el Bien absoluto; pero el objetivo sublime de este Bien implica que El debe hacer beneficiar a los demás, de otra manera el Bien sería incompleto, imperfecto, por decirlo así. Este es el objetivo básico de todo ser existente: porque el Bien expande forzosamente el Bien, era necesario que naciera un “receptor” capaz de captar esta emanación del Benefactor Absoluto. Este flujo de riqueza, de bienestar, no es otra cosa que el significado de la palabra "bendición". Es en este sentido que la Torah empieza precisamente por la letra Bet - la primera letra de la palabra berajá, indican nuestros Sabios - porque es por este principio básico que todo ser existente fue creado.
Dicho esto, cuando un hombre pronuncia una "bendición", se refiere a este orden de cosas sobre el cual se construye/sostiene el mundo. Sin embargo, citando una bendición, no se trata sólo de recordar estos principios, bajo el pretexto de fortalecer nuestra emuná. Porque en realidad, testimoniando que D.ios es la Fuente/Origen del bien y dándole las gracias por su generosidad, se suscita para uno mismo este flujo de beneficios. En resumen, la fórmula de una bendición consiste en dos etapas: el reconocimiento de D.ios como la Fuente de toda bendición y el darle las gracias por todo ello .Es la conciencia de estos dos puntos, que consigue atraer aquí abajo las bendiciones divinas y permite una existencia harmoniosa.
Comenta el Sefer Ha-Jinúj que es sobre esta base que se escribió el matbéa (el modelo) de todas nuestras bendiciones que pronunciamos. Como sabemos, algunos de ellas comienzan con la palabra Baruj, otras concluyen con esta palabra, y otras la mencionan tanto en el comienzo como en el final.

 

                                                                      Shabat Shalom
                                                                      Baruj ben Abraham
                                                                      A.C.I.V. Les Escaldes ANDORRA

 


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