Shabat Bereshit
12-13 de Octubre 2012 –27 Tishri 5773

Parashá Bereshit/Al principio

Por Baruj Ben Abraham


El Eterno creó el mundo en seis días y en el séptimo día culminó Su obra con el Shabat. El ser humano que fue creado al final del sexto día y puesto en el Jardín del Edén recibió el mandamiento de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero sucumbieron a la tentación de la serpiente; Adam y Javá fueron expulsados del Jardín del Edén. Les nacerán dos hijos, Caín y Abel. El primogénito mata al cadete y es condenado por el Todopoderoso a llevar una vida errante.
El texto de la Torah prosigue enumerando las generaciones descendientes de Caín hasta los hijos de Lemej así como las ocho generaciones de Shet (tercer hijo de Adám) hasta Noaj.

Las primeras palabras de la Torah proclaman el concepto fundamental de que D.ios es el comienzo y el origen de todo ser existente. La materia ni es eterna ni es la fuente inicial de la vida terrestre ni la que le dio su primer impulso. Fue D.ios quien creó la materia y el mundo a partir de la nada solo por Su Voluntad. ¿Pero no parecería como si el universo se hubiera rebelado contra la Palabra Divina? Por ejemplo, al tercer día D.ios ordena al árbol (ver Rashi citando el Midrash)” que el árbol en su totalidad sea fruto y no- un árbol con su fruto diferenciados-” Otro ejemplo en el Talmud: al cuarto día la Luna viene a quejarse a D.ios por tener un tamaño disminuido con respecto al sol. Y no hablemos de Adam (El hombre primordial)…De aquí aprendemos una lección muy importante: hay un programa divino para el hombre con cinco fases fundamentales a saber CREACION FALTA DESTRUCCION EXILIO y REPARACION.
A saber que no hay creación sin falta y que una alusión a la reparación la tenemos en el Zohar Hakadosh que nos cita que la luz del Olam Abá (Mundo Venidero) no es otra que la luz de la Teshuvá (retorno a D.ios). Esto nos enseña que todo Judío alejado de la Torah tendrá el merito potencial de un nuevo renacer y de la mejor manera posible y co la ayuda de D.ios.
Un texto del Talmud nos enseña que cada hombre debería decirse a si mismo: “Es para mí que el mundo fue creado!”.
Cada persona en si misma es un microcosmos, como una imagen a pequeña escala del Universo. De esto se desprende el valor único que posee. Por consiguiente, un libre albedrío responsable y dedicación lograrán no solo la reparación del universo sino la felicidad de toda la humanidad. Por el contrario el egoísmo más pronto o más tarde nos lleva a nuestra destrucción. Así como D.ios preguntó a Adam después de cometer su falta: “Donde estás”, deberíamos todos y cada uno de nosotros cuestionarnos cada día: “Donde estamos y donde vamos”. Así reflexionaríamos y nos concienciaríamos sobre la misión que D.ios nos otorga a cada uno aquí abajo, que no es otra que un mensaje de esperanza de toda la humanidad coopere a la culminación harmoniosa de la creación del origen.

 

                                                                      Shabat Shalom
                                                                        Baruj ben Abraham
                                                                      A.C.I.V. Les Escaldes ANDORRA

 


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